sábado, 10 de noviembre de 2012

            
   Cuando el Sol aparece en el firmamento anunciando el nuevo día, son muchos los que abandonando la cama se dirigen al servicio, y como una necesidad empírica, se miran  en el espejo y en vez de reconocerse como algo grato, se dirigen hacia esa imagen como si no tuviese nada afín con ellos mismos. La imagen que se refleja en el espejo no siempre agrada, y como algo generalizado se trata de perfilarla de nuevo, dándole el matiz que creemos debe de marcar las nuevas tendencias. Lo externo, la apariencia; el despertar admiración física nos tiene cautivados y la vista se nos marcha ligera a recorrer esa silueta que de frente y de perfil analizamos sin prestarle el juicio, que de verdad se merece, la materia que esta componiendo el organismo, que tan ligero juzgamos, sin apreciar el servicio tan maravilloso que nos da, incluso abusando a veces de esa necesidad que  presta.



                       
   Somos cuerpo y espíritu unidos, obligados a caminar juntos, llevándonos todo lo bien que se puede esperar de algo que no puede vivir el uno sin el otro, unidos por esa fuerza vital que nos obliga a palpitar al unísono y que si se desplaza a un lado o al otro ninguno gana y los dos pierden.


                       
    Ese cuerpo y ese espíritu que juntos forman al ser humano, que han de evolucionar juntos cumpliendo la primera LEY DE DIOS y que sin lugar a error dice: “TODO EN EL UNIVERSO ES DUAL, CONSTA DE DOS FUERZAS, UNA DE ATRACCION Y OTRA DE REPULSION”; efectivamente estamos formados por dos manifestaciones que están obligadas a convivir y que si se separan están abocadas a desaparecer, pues la una sin la otra no son nada que persista en la Tierra. 


       
                       
     Ya hemos hablado de que todo ser Humano lleva encerrada en su Corazón la “AMADA PRESENCIA DE DIOS” y ante los ojos de DIOS no hay ni altos ni bajos, ni rubios ni morenos, ni blancos ni negros, ni gordos ni flacos, ni jóvenes ni viejos, pues en Verdad ante los ojos de Dios somos entes en Evolución y con la Belleza que encierra nuestro Corazón, todas estas diferencias y formas con las que califican los humanos, son de aquí abajo del Mundo de los sentidos donde nos encontramos, que no habiendo llegado en su CAMINO DEL PROGRESO DE LA RAZÓN a tomar conciencia y comprender que la apariencia externa, de lo humano, tiene un valor relativo. Recordar siempre que las cosas son tan importantes, como la importancia que le queramos dar, un vaso puede tener un contenido de agua justo por la mitad, pero somos nosotros mismos quienes lo pueden ver medio lleno o medio vacío, por eso hay casos donde llega a tal grado la importancia que se le da a la apariencia externa del ser humano, que no les importa deformar su cuerpo físico, recurriendo a operaciones para cambiar su forma externa; quitando materia de una parte del cuerpo o poniendo rellenos de cualquier cosa donde antes no tenían y que con el paso del tiempo tienen que volver a quitar aquello que se pusieron, porque han puesto en peligro su Vida y llegando a sufrir después las consecuencias por la agresión que infringieron a su cuerpo físico.



Continuara...

Os quiero... Amado.


1 comentarios:

Ursula dijo...

Me parece una reflexión interesantisima de la realidad de nuestro tiempo, la no aceptación de tal y como somos,llevando todo a los extremos. Este artículo me ha hecho pensar de como puedo utilizar de aquello que está a mi alcance para sentirme mejor de salud y atractiva, a la vez que fortaleceré mi voluntad, reprimiendo y controlando lo que hago en exceso, todo ello en el bien lo mas cerca posible del bien del fiel de la balanza pero nunca dejando abandonado mi cuerpo ni mi espiritu.
Gracias Amado. ¡Cuanto me ayudais! De corazón os envio todo mi amor


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