viernes, 13 de junio de 2014



        Cuando el entorno estalla en conflicto y el ambiente se vuelve enrarecido, hasta el punto de poder producirse un contagio entre las emociones de los presentes, es cuando hay que tener la maestría de controlar la situación; aplacar los ánimos de los presentes y tomar la orientación táctica de calmar y sosegar, siguiendo las pautas oportunas para alcanzar la serenidad que el momento requiere y necesita.




           Un tono de voz conciliador y unas palabras dirigidas a distraer la causa inoportuna que provoco el desacuerdo, son métodos infalibles en esas circunstancias que alteran los ánimos. “No echar leña al fuego” para que este se altere y siga ardiendo, nunca es lo mas adecuado, en cambio crear un foco donde la luz de la serenidad se irradie en diferentes direcciones, cambia la luz ardiente por un suave resplandor conciliador y tranquilizante que terminara por aclarar el ambiente y despejar y serenar la angustia vivida.




OS QUIERO...AMADO. 



1 comentarios:

Ursula dijo...

Como siempre, Una vez más estoy totalmente de acuerdo con tu exposición, se necesita esa MAESTRIA para poder controlar la situación, y vosotros, en este medio, ya nos estais dando las pautas para poder adquirirla y afianzarla.
Cada dia me siento más feliz de ir consolidandolo en mi interior y poder manifestarlo. Bendigo vuestro Cristo Interno. Un fuerte abrazo.

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