miércoles, 25 de junio de 2014
La energía que se utiliza en cada acción y que parte de FE, esa energía cristal, que tenemos que utilizar y que libera nuestro libre albedrío con pleno consentimiento, va perdiendo su pureza inicial cuando se hace uso de ella en la acción y esta, la acción, no ha alcanzado el equilibrio del Bien. Esta energía impura que utilizamos y liberamos en las acciones, queda recogida en el egregor que es la formación en gestación del alma de cada ser humano; se llama así egregor al conjunto de energías utilizadas y que su destino es la formación del cuerpo causal o consecuencia de la utilización de la Chispa Divina que todos poseemos como hijos perfectos de Dios, y que cuando consigamos convertirlo en alma, espíritu puro, será porque hemos alcanzado manifestar el “Cristo interno”, es decir hijos perfectos de Dios, a Su Imagen y Semejanza, Creadores igual que El Padre, por eso cuando alcancemos ese poder creador, el egregor que nosotros solos hayamos gestado, se convierte en nuestra propia creación de chispa divina o alma, espíritu puro creado por nosotros mismos.
Ademas de la energía que forma el egregor existe otra que la formamos entre todos, y de la que somos igualmente responsables; me refiero al karma,energía generada por el espíritu de grupo y que nace de las acciones intersubjetivas, de las interpersonales y de las intergrupales.
Las acciones intersubjetivas que suceden en la comunicación intelectual,
ademas de la afectiva, en la que queda comprometido el entendimiento junto con
el Amor, para interrelacionar con los demás, si no se hace en equilibrio según la
evolución que corresponda al individuo y, poniendo en actividad la base estructural
de cada uno al servicio de todos los reinos de la naturaleza, que no olvidemos,
también se reúnen en la composición de la materia del cuerpo humano; el hombre
queda comprometido y es responsable de que esa energía que se genera de sus
frutos al servicio de todo lo creado, en colaboración con los cuatro elementos,
tierra, agua, aire y fuego, que configuran todo lo necesario para la supervivencia
de los reinos de la naturaleza, y si esa colaboración no adquiere el equilibrio
perfecto, el hombre no podrá regresar a sus moradas, porque tiene que neutralizar
esa energía generada en desorden, devolviéndola a la nada de sus orígenes.
Continuara...
DESDE LA PLENITUD... CHUS.
Continuara...
DESDE LA PLENITUD... CHUS.
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