miércoles, 12 de marzo de 2014
Se puede
comprobar como inundan el mercado, de productos con una calidad mediocre e
instalando en los productos sistemas o componentes para que aguanten el
tiempo de garantía y después si se estropean, o dejan de funcionar, de una
manera o de otra, te das cuenta que si intentas repararlos no te tiene cuenta y te
obligan a tirarlos, porque cuesta casi tanto una reparación que comprar otra vez
el producto nuevo, simplemente porque dejo de funcionar uno de sus
componentes y al intentar reemplazarlo descubres que puede que sea una sola
cosa la estropeada pero te obligan a cambiar cuatro o siete, que además te
ponen el precio de la reparación de tal forma que cuesta casi tanto como el
producto nuevo.
Es una pena escuchar a los responsables políticos hablar de que
para salir de la crisis, la única salida sea fomentar el consumo, con que frivolidad
y falta de temeridad se dirigen al pueblo, a sabiendas de que el consumo
desenfrenado está acabando con los recursos del Planeta, cuando su deber seria
hablar, legislar y dar ejemplo para poner freno a esta espiral enloquecida del
consumismo que está acabando con los recursos para las generaciones venideras.
No podemos dejar de mencionar el problema de la energía nuclear,
ni a quienes tienen la hipocresía de apoyar dicha energía, según dicen por ser la
más limpia y más barata; señores dirigentes sumen a esa energía los costes de
almacenar los desechos radiactivos durante mil años, en almacenes que necesitan
unas condiciones especiales, es decir con una vigilancia, por su extrema
peligrosidad, durante los próximos mil años, y sumen facturas a ver si salen las
cuentas.
Continuara...
Os quiero... Amado.
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