miércoles, 5 de marzo de 2014
Proteger a los niños es tarea de todos, pero a los familiares cercanos
también les compete esta protección y para ello hay que enseñarles a diferenciar
lo que es normal y lo que no, y lo primero es decirles que no importa el grado de
familiaridad que se tenga, si su comportamiento no es claro mejor informar a los
padres, profesores o amigos que ayuden a dilucidar el problema existente. No
esta demás enseñarles a los niños que no permitan que se les acerquen
desconocidos y menos si el niño no está cogido de la mano de sus mayores, y
que las caricias, abrazos y besos tienen zonas prohibidas como la boca, los
genitales y los glúteos; que quien quiera acariciar así lo que busca es querer
hacer daño y abusar de la confianza otorgada, que quien quiere y ama de verdad
no busca la soledad para acariciar y que mas vale una desconfianza a tiempo que
un “quien lo hubiera pensado o imaginado” para el resto de la vida.
Lo mejor de todo es enseñarles desde la cuna la forma y el modo
correcto de abrazar y besar, respetando en todo momento la intimidad del niño y
enseñando como se debe de hacer para no caer en irregularidades peligrosas
como la pederastia, que se da en muchos ámbitos familiares, de conocídos, en
internet y docencia.
Es esencial la protección que nos ayudara a saber convivir
perfectamente en todo momento y no caer en las redes embaucadoras de los
heterónomos que siempre vigilan a sus posibles presas para someterlos a su
capricho y voluntad.
OS QUIERO... LUZ.
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