martes, 18 de marzo de 2014
Todos los pensamientos tienen y encierran, dentro de ellos, un influjo
sobre los sentimientos, por eso los hábitos del entorno han de ser sanos, es
decir, no han de estar influenciados por expresiones que destruyan el ánimo y la fuerza interior; exteriorizar defectos con el uso de palabras paralizantes,
desarmoniosas y negativas, no solo destruyen íntimamente, al hacerlo en voz alta
estas buscando refuerzos que se adhieran entre sí dando mas consistencia a la
expresión negativa y nefasta, por la tristeza que con el paso del tiempo puede
llegar a producir en los sentimientos del niño; si repites una y otra vez a un niño
pequeñito la expresión de “que bruto eres”, conforme el niño se va haciendo mas
mayor sentirá que lo que se espera de el es la brutalidad, y sus modos así lo irán
manifestando poco a poco, porque es así como el se sentirá y se identificará.
Enseñar modales y corregir formas van impresos en la educación y evitan el
desencadenante del desbordamiento, teniendo en cuenta que el ayudar a
rectificar nunca conlleva el afirmar posesión de un modo incorrecto, por eso
afirmar “que bruto eres” es destructivo y aciago.
Somos lo que pensamos y si de verdad creemos en lo que repetidas
veces se nos dice, se termina siendo, y lo mas cercano al Bien es hacer sentir que
se esta preparando para ser hombres y mujeres de BIEN, con la humanidad
basada en el respeto y amor hacia todo lo creado, evitando hacer de los
pequeños seres infaustos por no haber sabido prestarles la máxima atención.
DESDE LA PLENITUD... CHUS.
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