lunes, 1 de septiembre de 2014



        Sentir la generosidad de Dios con todas sus criaturas es algo que sabemos y conocemos desde que se nace, sabemos que el Padre no mira ni tiene en cuenta con que cantidad se contribuye, o que aportación se puede ofrecer al espíritu de grupo por la inclinación natural de hacer el Bien, o como intercambio de lo que “esa GENEROSIDAD de DIOS” nos concede siempre gratuitamente y que día a día se tiene el privilegio de sentir, sin discriminación alguna.



         En la vida, la generosidad entre los humanos es fundamental para una sana convivencia entre ellos, si no fuese por esa inclinación del ser humano de hacer el Bien, habría momentos en los que la superación de algunos acontecimientos no seria posible, pero salvo excepciones, la ayuda hacia los demás, que no son capaces de salir de situaciones de crisis económicas, de causas de accidentes colectivos, o simplemente porque la Naturaleza ha rugido llevándose por delante lo fundamental y necesario para una sana supervivencia y todos los demás países con sus ciudadanos salen a ofrecer su ayuda incondicional, si ello es posible.




Continuara...

Os quiero... Amado.


1 comentarios:

Eduardo dijo...

Todo lo que escribis en este blog me ayuda, porque unas veces me da tranquilidad, otras me inquieta algo al no querer ver lo evidente, ¡claro! no me complace, pero es precisamente en esas circunstancias cuando mas avanzo y me reconozco a mi mismo. Personalmente os quedo agradecido, pues aunque hay cosas que no llego a comprender del todo, como me ocurre en el estudio del Tomo I, lo dejo estar y ya lo retomaré cuando me sienta mas preparado. Un afectuoso saludo

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