jueves, 4 de septiembre de 2014
La liberación de los recuerdos que alteran la mente, y que inducen al
bajón del estado de ánimo, porque cambian el equilibrio del estado nervioso, es
una necesidad imperante del ser humano.
Si se quiere no entrar en la dinámica tóxica de comportamiento, que
solo crea parálisis al estado cognitivo de las personas, cerrando las posibilidades
del buen entendimiento, no hace falta nada más que revivir el momento crítico
que altero el pensamiento una y otra vez; esto provoca una saturación de dolor
en el sentimiento, que ni el paso del tiempo puede hacer su función de aliviarlo,
creando un enquistamiento moral y psíquico muy difícil de disolver o amputar,
como no sea haciendo un gran esfuerzo de voluntad, y a veces solo se supera
con ayuda especializada.
Ante las vivencias que dañan y alteran la mente hasta el grado de no
encontrar forma para suavizar la agresividad de su recuerdo, hay que tener en
cuenta y analizar el “modo” que se ha de emplear en la conducta cotidiana, y
saber que dicha conducta ha de ser reforzada con apoyos que no condicionen el
estimulo y la respuesta, ya que si se hace, se abre un camino directo hacia un
conductismo radical de lo nefasto y negativo, obsesionándose la persona con los
recuerdos y sin tener el deseo de cambiarlos, aun que se sepa que la conducta se
va modificando a lo largo de la vida, porque en esta, en la conducta, influyen las
experiencias que van cambiando el razonamiento con la forma de actuar tanto a
nivel personal como social.
Continuara...
Desde la Plenitud... Chus.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario