lunes, 12 de mayo de 2014



            A nadie le gusta ser perjudicado, por eso el que sufre por causa de otros, busca poder eximir y dispensar su responsabilidad en el acontecimiento de su desgracia, buscando circunstancias que consuelen y disculpen su forma y modo de actuación.




                Buscar y sopesar desgracias ajenas que consuelen y disculpen el victimismo, para sentirse mejor ante las circunstancias que motivaron los sucesos adversos y funestos, no sirven ni conducen a ninguna lógica razonable, tampoco amortiguan el dolor que se pueda sentir ante las desgracias; eso solo lo consuela el tiempo, si se le deja actuar, desplazando el suceso al pasado; pero si se le mantiene en un constante presente, el dolor tarda mucho en desaparecer.



OS QUIERO... AMADO. 


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