viernes, 26 de septiembre de 2014



        No son pocas las veces que la Providencia de DIOS toca a las puertas de los hombres prestando esa ayuda esperada y solicitada, que vino a proporcionar a alguien lo necesario para el fin determinado que se Le pidió, y la persona que recibió El Bien solicitado, sabe sin duda alguna de parte de quien le vino. No hace falta decirlo a nadie, es algo tan intimo y de tal reconocimiento que no cabe la mínima duda al respecto, se sabe, se siente y se agradece dándose cuenta de Lo cerca que está de todos nosotros.



           Solicitar la protección de DIOS antes de iniciar un viaje, realizar un negocio, incorporarse a un trabajo, entrar en un quirófano, realizar una siembra... etc., todo aquello que requiera una atención especial por nuestra parte, y la otra parte o continuación de la acción que se escape al dominio nuestro, y que se Le encomienda a DIOS o Su Ejercito de Hueste Ascendida, nos compromete con la Virtud de la Prudencia; facultad que nos aportara el “buen juicio” y saber distinguir si una acción es buena y conveniente o no, para seguirla o apartarse de ella, conteniendo o frenando los sentimientos o los impulsos, y evitando los excesos, poniendo cuidado para impedir los inconvenientes, dificultades o daños.




Continuara...

Os quiero... Luz.



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