lunes, 15 de septiembre de 2014
La tristeza en si es el fenómeno motivado por causa personal, se tiende
a perder la ilusión por las cosas, desciende el ánimo y, a veces, se tiene
tendencia al llanto por las características de lo que sucede, que muestran o
producen esta sensación a través de los sentidos, provenga de una sensación externa o del propio cuerpo, por falta de alegría y perdida de confianza en lo que
ocurre, o en lograr lo que se desea por las cosas o personas, y también el
ambiente que lo rodea, porque el estimulo que da, al tener los humores bajos o
altos, del nivel habitual, varían los sentimientos a situaciones que producen
miedo o desorden en el interior del ente.
Cuando la tristeza se lleva a la cúspide o máximo, por las
circunstancias, la persona puede quedar envuelta en un circulo sin salida porque
pierde el criterio de la razón, con lo cual sus cualidades pueden quedar
estancadas, paralizadas, disminuidas, o simplemente le parecen ineficaces o
carentes de sentido. En estas circunstancias lo mejor es hacer el esfuerzo de
estimular el deseo, poniendo metas fáciles de alcanzar con objetivos de
autoayuda que puedan separar la aflicción de la obligación, siempre impuesto
por uno mismo; y si no se consiguiera, seria el momento adecuado de ponerse
en manos de personas cualificadas para recibir ayuda externa que lo impulse
cuanto antes a una eficaz recuperación.
DESDE LA PLENITUD... CHUS.
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