lunes, 26 de mayo de 2014



        El origen de muchos males e inconvenientes del ser humano es la terquedad; obstinarse en no atender ruegos y razones, y empeñarse en defender dogmáticamente una postura sin admitir crítica por muy clara y enriquecedora que esta sea, es un mal gravísimo que no atiende a prudencia y justicia.



            Hay que tomar precauciones con este tipo de conductas porque tienen su principio en el orgullo y la soberbia, por el exceso de estimación propia y la manifestación de desprecio por lo de los demás, que a veces se traduce en una cólera vehemente y altiva que es capaz de menospreciar a quien solo pretendía ayudar con la experiencia contraída por propia evolución.



           El primer secreto para luchar contra la terquedad, es la voluntad; con su firmeza comenzamos por dominarnos a nosotros mismos, eliminando tensiones provocadas por el exceso de celo e interés de las propias convicciones, adaptándonos y aceptando cada vez mas la opinión de los demás y, así poder hacer juicio concluyente sobre la opinión de los otros y la nuestra.



Continuara...



OS QUIERO... LUZ. 
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