lunes, 5 de octubre de 2015
Las personas que se quieren y aprecian son laudables cuando haces
referencia de ellas, pero cuando la relación que sostienes sufre una interacción
directa contigo la cordialidad desaparece dejando el acceso libre a las pasiones
que apartaran la capacidad de raciocinio, y el pensar bien se alejara de nuestro
corazón hasta que la penetración de las alteraciones que ha modificado nuestro
“modo de ver”, alterando el estado de ánimo, se disipe y el equilibrio reine en la
disposición en que nos hallamos.
Desbordar los sentimientos es una mala influencia para el corazón, por
eso aprender a observarlos para precaverse del mal influjo que ejercen sobre el
corazoncito es una sabia costumbre que deberíamos de ejercer mas asiduamente,
de este modo hallaremos la razón de que no sea tan difícil sobreponernos al
desbordamiento sentimental que se sufre cuando las circunstancias peculiares nos
acechan derramando su influjo sobre nuestros intereses; de ahí que se nos haga
tan duro y difícil obrar, actuar y pensar conforme a las prescripciones de la ley
eterna, tanto lo que esta delante de nuestros ojos, como lo que conforma el
presente y el futuro, como lo que afecta en la actualidad nuestros actos y
conforma nuestras opiniones.
Quien desea hacer el bien debe de estar constantemente pendiente de
sus pensamientos, recordando que hay que controlar los sentimientos y no
permitir que se desborden para evitar todo lo posible el descontrol de las pasiones
que anulan la voluntad y paralizan el espíritu.
DESDE LA PLENITUD... CHUS.
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