jueves, 5 de junio de 2014



          De nada sirve engañarnos a nosotros mismos para no ponernos en contradicción con la conciencia, porque si esto ocurre los remordimientos no dejan disfrutar relajadamente del placer seductor a que los sentidos condujo, a las decisiones mal tomadas, que pasado el momento, aparecen ante nosotros como algo que ya se muestra que no era tan substancial como en principio parecía, y el error se muestra amplio y claro por las consecuencias acarreadas, terminamos por aprender que efectivamente hay placeres que no valen la pena vivirlos, pero la aclaración llega tardía, el mal esta hecho y las consecuencias presentadas; que sabia es la experiencia, y cuando se carece de ella que torpes nos mostramos.




        Nunca se medita demasiado sobre los secretos que encierra el corazón y los matices que cada acción tiene dentro de si, que confunden con facilidad las intenciones que la iniquidad guarda con su maldad y grandes injusticias, que se cometen la mayoría de las veces sin la mínima reflexión, y que ademas no nos preparamos ni alertamos para evitarlas, aunque se sepa con claridad las múltiples asechanzas que sufre el “ego” con su egotismo y lo que le complace satisfacerlo. 



Continuara...

Desde la Plenitud... CHUS.



1 comentarios:

A.D dijo...

El mirarnos por dentro, a veces resulta muy difícil, es vernos al desnudo y la imagen no siempre resulta agradable o al menos satisfactoria.Por eso se mira poco hacia el interior del corazón.

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