martes, 12 de noviembre de 2013
Lo que se agita, se excita, revuelve y se enturbia; por lo que no es de extrañar que provoque un levantamiento, alborotando y sacando a algo o alguien de la pasividad, llegando incluso a perturbar el orden, incluido el público. Hasta el agua mas cristalina contiene algo mas que la formula que la crea, y si se agita levanta turbulencias, no importa la vasija que la retenga, si no se filtra su pureza es muy limitada.
Los odios entre grupos no nacen por si mismos, si no hay una voz que
los alienta, basándose en unos perjuicios, daños o menoscabos, bien en el
descrédito en la fama o en la honra de uno, o por la merma en la cantidad o
valor de una cosa. El componente emocional de los prejuicios se aprende desde
edad muy temprana y para nada se tiene en cuenta si en la existencia de ese
“motivo”, que alimentó el perjuicio, existió algún error que convierta en vanidad
tal comportamiento.
Los estereotipos, dentro de los perjuicios, muestran la idea hecha y
fundada en datos imprecisos que hacen desembocar los hechos en un caos sin
fundamento, alimentando los acuerdos con palabras y acciones que apartan a los
hombres de lo real y autentico, dando prioridad a los sentimientos excitados,
donde los sentidos dejan de prestar su dirección y la actuación personal pierde su
modo y se acopla al perjuicio que se impone a los miembros del grupo, siendo
un obstáculo para la comunicación porque condiciona la percepción.
Continuara...
Os queremos Luz y Amado.
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