lunes, 3 de febrero de 2014
Las preferencias que se otorgan “al favor” sobre el mérito o el reparto
justo y proporcional a las necesidades de los individuos que intervienen en el, y
que han de luchar contra ese nepotismo social que invade y desiguala las
oportunidades de acceso a los puestos de trabajo, ya difíciles de por si, por las
oposiciones o pruebas de acceso de muy difícil competencia, es una dificultad
añadida a quien lucha por mérito propio para conseguirlo.
Es muy difícil sosegar la inquietud que se respira ante las pruebas de la
destreza social, cuando la diferencia de los privilegiados es tan evidente y en
consecuencia de ello despierta ese sentimiento de judo, de dominio; la opresión
es evidente, a la desesperanza de falta de empleo hay que añadir la carga pesada
de no tener apoyo familiar que pueda aliviarla, porque se vive en solitario.
El nepotismo no ayuda a nadie, rompe con toda posibilidad de
reconciliación y si se propaga como una plaga, destruye la conexión de la
sociedad y la posibilidad de resolver los conflictos, y quien lleva a cabo esta
epidemia social no es digno de ocupar puestos de responsabilidad, primero por
su inmoralidad, segundo por su irresponsabilidad y tercero porque sus propios
intereses están por encima del bien común, que es en definitiva lo primero que
tiene que tener en cuenta quien ostenta cargos públicos.
continuara...
Desde la Plenitud... Chus.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario