miércoles, 4 de septiembre de 2013
Para poder pedir perdón hay que conocer primero el dolor de
contrición, ese sufrimiento físico y espiritual a la vez, que produce el
arrepentimiento autentico; el que te hace sentir que nunca más vas a poder
cometer la misma falta o algo similar; por la ofensa, que tras inferir, fuiste
consciente del daño físico o moral causado, el perjuicio realizado y las heridas
físicas y morales ocasionadas. Produciendo rápidamente el efecto de la
consecuencia transmitida.
Cuando se es consciente del “daño originado”, lo que se ve y aprecia
se tiñe de un colorido diferente dándole la tonalidad y el matiz de la crueldad;
por eso cuando hablamos de heridas físicas no solo nos referimos a esas que se
originan o causan en el cuerpo, también nos referimos a las que causan en
materia, tiempo y espacio, y que son mucho mas difíciles de corregir por la
complejidad de desplazamientos originados.
Si pides “perdón en vano”, sin llenarlo del dolor de contrición, por su
carencia de fundamento, y por lo tanto sin causa de arrepentimiento, moverás las
Leyes de correspondencia y de causa y efecto, sufriendo de inmediato las
consecuencias necesarias, en ti mismo o en tu entorno para aprender a corregir la
equivocación cometida y poder CUMPLIR LA NORMA EN EL ORDEN CREATIVO.
DESDE LA PLENITUD... CHUS.
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1 comentarios:
Estamos tan habituados a pedir perdón que instintivamente utilizamos este témino sin pararnos a reflexionar todo lo que contiene esa palabra.
Es una buenísma y clara exposición de algo tan cotidiano como es "el perdón" y aunque dependa de la gravedad de la ofensa pienso que no por eso es menos importante, pues como bien ya sabemos por todo lo que enseñais, hasta el pensamiento daña si no está en equilibrio. Tengo mucho que pensar. Chus te doy las gracias por esta exposición y por todas las demas, me ayudan a entender cada vez mas todas las acciones y las cosas. Te envio todo mi amor y cariño. Un fuerte abrazo.