sábado, 31 de agosto de 2013
El DON que concede DIOS al hacer uso de las habilidades que libremente se adoptan por ejercer el mando guiado por la propia autoridad, firmeza o cualquier otra cualidad que el individuo desarrolle en su propia “progresión de su RAZON”, ES SU INFINITO AMOR, el cual siempre va unido a SUS LEYES y a SU MISERICORDIA, haciendo uso de lo que DISPUSO para el aprendizaje de alcanzar EL FIEL, Y CON él EL BIEN Y EL EQUILIBRIO necesario para impulsarnos hacia el regreso, con la FUERZA INTERNA CON LA QUE OBRA EL SER QUE LA POSEE (FÉ). Por eso la OMNIPOTENCIA DE DIOS, con SU PODER ABSOLUTO, nos da y concede libertad de acción hasta que consumimos todos los matices, hasta RETOMAR DE NUEVO SU encuentro con el desarrollo DEL AMOR, que nos conducirá a SU PRESENCIA, porque “EL FORMAR UNIDAD CON EL Y SU OBRA”, ES SU PRINCIPIO PARA ÉL Y EL FINAL PARA NOSOTROS, CUANDO FORMEMOS PARTE DE SU TOTALIDAD, QUE IGUALMENTE SERA NUESTRO PRINCIPIO.
Por todo esto la GENEROSIDAD DIVINA nos hace fáciles las cosas, nos
alivia en la incertidumbre y nos conduce de la mano a SU REGAZO donde nos
acoge y da fuerzas para seguir el camino.
DESDE LA PLENITUD... CHUS.
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