La noche cae sobre el campo
absorbiendo en su calor
cuanto a la vida nace,
oculta tras los alambres
que delimitan su extensión
impidiendo con sus pinchos
penetración traicionera.






















Con un soplo por vida
de oscuridad engarzada
la negrura que acompaña
da figura a su espesura,
sabiendo que queda a oscuras
la guirnalda de color
que ha de adornar el cuello
del que se dice “señor,”
porque cubre con poder
el ansia del hacedor
que con inigualable pasión
va formando la extension             
del suelo que sabe suyo.

Para reinar en su mundo
creyendo que lo ilumina
la razón mas exquisita
que su pensamiento dio,
y así labra en sus días
con poder mas absoluto
un reinado cojonudo
para lucir sus encantos,
importandole  un carajo
la opinión de los demás.
























Embozado en una capa
para tapar sus vergüenzas
no mira que lleva abierta     
una raja por detrás,
y defeca con soltura 
sin buscar sitio apropiado
donde soltar con agrado
la ponedura que lleva… 




















Y así transcurre el tiempo
sin reparar en el daño
que sus “cojones” hollaron
en el corazón ajeno,
esperando que un milagro
los despierte de un “sopapo”
que se tienen bien ganado.






    Desde la plenitud   CHUS.