lunes, 9 de febrero de 2015



       Para iluminar los lugares más recónditos del alma hay que penetrar en ella, y sabemos que se consigue por medio de dirigir la conciencia hacia el interior de cada uno, porque si se dirige solo al exterior caeremos en el error de los condicionantes que atrapan la conciencia hacia la mente practica, la que esta condicionada por los medios.



      La necesidad de solucionar los problemas que constantemente surgen en la vida, determina la dirección del comportamiento práctico que se ha de emplear para resolverlos lo antes posible. Estas actuaciones dirigidas únicamente hacia el exterior son las que impiden ver con la claridad de la conciencia; los sentidos superiores quedan mermados o reducidos en su potencial y se actúa sin tener en cuenta los significados que debían aportar en la acción la dirección correcta, no la oportuna que facilita el tránsito rápido de la actuación sin la reflexión oportuna, que deja el comportamiento descubierto de cualquier protección, induciendo el carácter a un retroceso que paraliza el avance de la progresión de la razón hacia el Bien. 




Continuara...

Desde la Plenitud... Chus.



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