miércoles, 26 de febrero de 2014
Vengo de visitar una residencia de ANCIANOS, una de esas que las
familias pagan para que atiendan a sus familiares, esos que no tienen quien los
cuiden porque los hijos trabajan, pero que a pesar de ello van a visitar todos los
días porque están cerca de casa y los atienden a la hora de comida y cena para
que no se sientan solos. La residencia se ha convertido en un sitio necesario para
auxiliar a padres e hijos, digo auxiliar a ambos porque también existen hijos a los que
les duelen sus padres y no tienen con quien y donde dejarlos mientras cumplen
con su horario laboral.
Me he llevado una gran decepción, pensé que los “abuelos” a igual
que los niños hay que prestarles la máxima atención, y me imagino que los
contribuyentes piensan como yo, que a nuestras personas mayores se les cuida
en las residencias con la máxima atención. Estas residencias que reciben la
ayuda, al igual que cualquier empresa, de las JUNTAS DE COMUNIDADES.
En la residencia que visité se les ha dado traslado a los ancianos a
otros pueblos, proponiéndoles a los familiares que si querían la ayuda estatal
tenían que aceptar el traslado de sus mayores, y ante la crisis actual, ¿quien
rechaza la oferta?, si la mayoría de los trabajadores están con la pareja en el paro,
algún hijo, o padres haciéndose cargo en su propia vivienda de hijos con familia
propia, con niños pequeños y en el paro, sin poder vivir en sus propias viviendas, por no poder pagarlas, se han sentido obligados ha hacerse cargo de la otra
familia más joven y que ya tenían una vida independiente.
Continuara...
DESDE LA PLENITUD... CHUS.
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