sábado, 7 de noviembre de 2015
El robo no solo se da con el hurto, también en las instituciones que
están para realizar una función pública, sobretodo si esta creada para el
desempeño de una función importante dentro de un Estado o sociedad y, esto si
atañe directamente a los políticos o gerentes, que se piensan que el dinero de
recaudaciones es de ellos, o se inventan reglas que les engorden los bolsillos por
cantidades de dinero escandalosas, de miles o millones de euros, que entre todos
los que meten la mano en el saco si se convierten en miles de millones.
Operan sin ningún pudor y ocultos tras sus cargos, envalentonados por el
cinismo de la lealtad y la honradez ante el respeto de quienes representan, que
confiados les otorgaron el valor de sus votos ignorando el doble fondo moral que
poseían para robar a los contribuyentes y, sobretodo amparados por los cobardes
silencios de los cómplices que están en su entorno, que se aprovechan de la
recogida de las migajas que se desprenden de las mesas de sus ostentosos
despachos, sin denunciar las prevaricaciones que ocurren ante sus narices y ojos
cegados no por la justicia, sino por la avaricia de lo que pueden conseguir
personalmente con su silencio, con la complicidad que eso supone.
Las autoridades políticas tienen el deber y el derecho de regular las
propiedades, bienes y dinero en función del bien común el ejercicio legítimo del
derecho de propiedad, incluido lo que es del pueblo.
OS QUIERO... AMADO.
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