jueves, 9 de octubre de 2014
La longevidad del hombre dentro de los reinos de la naturaleza,
manteniendo por encima de todos ellos su supremacía se debe a las situaciones
superadas constantemente y a su afán de mantenerse con vida por encima de
cualquier circunstancia, dando prioridad al mantenimiento de la especie, por eso
las reacciones violentas son tan ineludibles como necesarias, dentro del orden y
equilibrio sin excederse en reacciones por encima de lo correcto y aceptado por el
genero humano y la propia naturaleza.
También lo que más diferencia al hombre
de los animales en relación a la supervivencia, puesto que todos ellos luchan y se
defienden por sobrevivir, es la crueldad empleada para conseguir sus fines;
mientras que el animal, por regla general, se conforma con la autodefensa y
violencia para la procreación de su especie, pasado el momento suelta la presa y
se aleja, mientras el hombre, como contraste, sus comportamientos violentos son
ofensivos y no responden a necesidad de autodefensa física ni perpetuidad de su
descendencia porque tiene otros medios y los utiliza; los hombres y mujeres que
alojan en su corazón odio o hastío son primordialmente ofensivos y unen a estos
sentimientos la soberbia, el gusto, placer y goce de quedarse y salirse con su
pretensión por encima de todo y de cualquier razonamiento que no valla en
consonancia con su modo de sentir y pensar, tanto religioso como político, común,
y social.
Continuara...
Desde la Plenitud... Chus.
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