miércoles, 8 de octubre de 2014
El mundo es un sitio lleno de contenido, a veces hostil, que provoca en
el ser humano unas reacciones instintivas, y muchas veces sale y aflora ese
mecanismo fisiológico innato de lucha por la supervivencia. Cuando ese
mecanismo instintivo intenta guiar al hombre, este se siente impulsado a la
agresión, y es ahí, justo en ese momento cuando la razón y la fuerza de la
voluntad ha de impulsar el talante de la progresión de la razón, buscando el
equilibrio entre el instinto y los sentidos, uno que impulsa, el instinto, y el otro, los
sentidos que retienen porque amplían el significado dando una lectura completa de
la situación real, autentica y verdadera; esto es lo que diferencia al hombre de los
animales, la amplitud del conocimiento por encima del instinto ancestral, todo ello
unido a los sentimientos hace razonable el criterio de la actuación en la justa
medida y proporción, dando el carácter de reacción adecuado en cada momento y
situación.
El desacuerdo, los miedos, las formas y modos de carácter unidos a la
intensidad, tono y timbre van modelando el talante y la progresión de la razón,
ampliando esa perfección del ser humano hasta conseguir hacer de el la
manifestación perfecta del rey de la creación, por la maestría ordenada y adquirida
a lo largo de las experiencias y la superación de ellas en el equilibrio que mandan
las Leyes de la Naturaleza y de DIOS, cumpliendo a la perfección con “LA NORMA
EN EL ORDEN CREATIVO DE TODAS LAS COSAS”.
Continuara...
Desde la Plenitud... Chus.
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