martes, 24 de noviembre de 2015


             Sí, la Ley de Dios nos devolverá al camino correcto para seguir creciendo en la progresión de la razón y a darnos cuenta por nosotros mismos, gracias a la experiencia que va llenando nuestras alforjas, para que cuando nos presentemos ante ÉL al abrirlas y enseñar como hemos sabido multiplicar los “talentos” que nos concedió cuando nacimos y que guardamos en la “base estructural” junto a la “chispa divina”, que como Su Santa Semilla, todos portamos dentro de nosotros en nuestro largo recorrido hasta que nos hacemos hombres completos a Su Imagen y Semejanza. 




                  Darse cuenta de la grandeza del don que Dios concede con la iluminación del espíritu y comprender hasta que punto el pecado es algo que no cabe en aquel que se ha revestido en el Amor hacia Dios y que procura hacer sus actos dentro del equilibrio que su propio desarrollo de su razón le va indicando hasta llegar al termino de su gestación, donde su triada se complete con la manifestación de su Cristo Interno, donde el Padre, junto a Su Hijo y el Espíritu Santo conglutinan formando una sola; ya sabemos que el espíritu Santo es la nueva alma creada por el Hijo, cuando convertido en hombre entero y perfecto como su Padre se hace creador y ha gestado su propia alma, es decir su hijo que sale de Él convertido en Chispa divina para iniciar su propio recorrido como ente que desciende en flujo (salida del Padre), y que hará su peregrinaje hasta gestar su propia alma, es decir su hijo, como hizo su Padre. 






             Por eso el misterio de la Santísima trinidad dice que el Padre es DIOS, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo, cuando termine la gestación de su alma (manifieste su Cristo interno), también es DIOS. Tres entes diferentes dentro de un DIOS verdadero. 





DESDE LA PLENITUD... CHUS. 


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