sábado, 27 de febrero de 2016
Intentar desnudar a los ciudadanos de su condición religiosa o postular
porque estos la silencien, nieguen o no tomen en consideración sus sentimientos
religiosos a la hora de tomar decisiones públicas equivaldría a imponer un modelo
de humanidad con una condición a la ciudadanía que mermaría su sensibilidad y
libertad a la hora de manifestarse en público y mostrar la fuerza interna por la que
obra el ser que la posee.
Cuando las convicciones religiosas en el momento que pasan a formar
parte del núcleo originario del ser personal pueden y deben codeterminar las
opciones sociales y políticas de los contribuyentes conformando su acción en el
mundo; en estos tiempos la presencia y acciones de grupos minoritarios con
diferentes ideologías, con un corto periodo de tiempo de mandato en instituciones
sociales donde han llegado por medios legítimos pero poco éticos y sin el apoyo de
las urnas, si no con el deseo de conseguir sus fines con acuerdos fuera de sitio, en
despachos, quieren y pretenden dominar con una imposición fuera de toda lógica
cambiando la convicción religiosa que este país ostenta y ha ratificado en la
Constitución, y siguen empeñados en querer cambiar lo que no se les ha dado
permiso y que ni siquiera han preguntado si la mayoría estaría de acuerdo; había
que exigirles que se organizasen a sí mismos y programar sus actividades de
acuerdo a la legislación civil prevista para todos los partidos, grupos o
asociaciones, y atenerse a la regulación democrática que esta prevista en el actual
ordenamiento constitucional. No hay que olvidar que la mayor ayuda que el
hombre ofrece a los débiles es a través de la fe y el Amor que los religiosos
católicos expanden por el mundo.
OS QUIERO... CHUS.
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