lunes, 11 de febrero de 2019
El sentido que mueve el espíritu junto a los sentimientos que agitan y motivan los sensibles propios, dan a la conciencia la intuición y la razón en el bien. Junto con la palabra, que es la transmisión final de la sensibilidad que arrastra el sabor escondido en su fragancia, al lado de la frescura de exquisita admiración por saber diferenciar lo falso de lo verdadero, como lo bueno de lo malo.
Ilusión o quimera frente a la verdad de la realización de los proyectos que nos marca la conciencia y que no hay que dejar en el saco del olvido porque pierdes la oportunidad de ponerlos en marcha con la fuerza y vigor que ellos requieren, no porque sean sueños banales sino porque encienden la ilusión de lo meditado con convicción de poder lograrlo haciendo el bien, en conformidad con la voluntad de Dios, engrandeciendo el espíritu por medio de la virtud sin importar el sacrificio.
El cánto de alabanza a la razón de la conciencia, que siempre ha de acompañar al ser humano, y que siempre distingue lo malo de lo bueno para realizar el bien y así poder ofrecérselo a Dios como tributo de su poder Absoluto, muestra la inocencia de la conciencia que no solo busca el bien en si mismo, también busca el bien común y lo eleva y engrandece con el bien místico que nos hace participes de la grandeza del Padre haciendo de todo ello algo intimo e inenarrable que alimenta el espíritu de quien desea llegar a sus puertas para poder abrirlas de par en par y poder participar de la feliz grandeza espiritual que ofrece Dios.
Poder realizar lo que verdaderamente se desea en la vida necesita mucho brío, atrevimiento y constancia, dependiendo de lo que se quiera emprender y conseguir, de la repercusión que tenga en el bien común y la necesidad social para que el resultado sea aceptado por una mayoría necesitada de los frutos del bien.
Lo verdadero que mueve y motiva el espíritu se prolonga en el tiempo dando el resultado de la paz interior acompañada de la felicidad, que perdura sobre el tiempo y se extiende en el espacio de quien lo disfruta.
OS QUIERE… LUZ.
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