lunes, 22 de febrero de 2016
En los tiempos actuales el reconocimiento de la diversidad de los
pensamientos políticos y religiosos dentro de Europa ha supuesto una verdadera
metamorfosis tanto para la sociedad como para la Iglesia; hemos pasado de unas
formas rurales y arcaicas a una industrialización moderna y completa, adaptando
las instituciones y los métodos a las necesidades que los cambios requieren.
El arrojo de la sociedad en España dentro del cambio de la transición ha
sido ejemplar y sobretodo en los logros del orden de la convivencia, de la
reconciliación, de la neutralidad política y su colaboración al consenso de todos los
grupos que debían y tenían que ponerse de acuerdo a la hora de elaborar una
Constitución que fuese apta para acoger a todos los españoles sin distinción de
ideologías pero unidas hacia la conquista de la democracia querida y añorada por
todos, y aceptada y respetada en el resto de la comunidad Europea de donde se
forma parte integrante y aceptada porque se cumplen las normas que exige la
comunidad.
Todas las conquistas, por lo visto, han ido unidas a perdidas por otro
lado, o al menos están abriendo nuevas tareas que se están manifestando ahora y
que están pendientes de resolución por nuestra parte y que atañen a las
conciencias que aún no se han manifestado en todas sus graves consecuencias, y
a las que aun no hemos prestado la necesaria atención ni hemos ofrecido una
respuesta real firme y verdadera.
Continuara...
OS QUIERE... CHUS.
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