jueves, 28 de enero de 2016
Todas ellas unidas y enlazadas entre si con la Virtud Prudencia, para que
la actividad de la Fuerza que hay que poner en las cosas para realizar las acciones
cause sus efectos con la eficacia en la acción, es decir, para conservar o
restablecer la salud corporal con esa fuerza interna por la que obra el ser que la
posee, convirtiéndola ademas en vigor y valor, por la actividad y fuerza notable
que se adquiere al realizar las cosas y por el grado de utilidad, importancia y
buenas cualidades de las que interiormente se dispone para llevarlas a cabo,
tomando las decisiones oportunas para allanar las dificultades por la “Fortaleza
adquirida”.
Con este poder y potestad de obrar en la integridad y bondad de vida,
con el hábito y disposición que da la voluntad en su mas amplia manifestación,
acompañada por el Bien en sus acciones junto al Deseo, dando conformidad a la
Ley Moral que encierran las Virtudes Cardinales (Prudencia, Justicia, Fortaleza y
Templanza), que son principios que han de dar cohesión a otras que las contienen
(Fe, Esperanza y Caridad), porque sino no tendrían sentido su manifestación
porque están contenidas en ellas mismas, y el contenido de ambas es conducirnos
directamente a DIOS y sus Moradas.
FORTALEZA es la disposición del ánimo ante la adversidad, sabiendo lo
que hay que hacer para junto a la voluntad tener fuerza y consecuencia en
derecho de la progresión de la razón, con un resultado LIMPIO, CONCISO Y
EXPLICITO.
DESDE LA PLENITUD... CHUS.
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