sábado, 10 de octubre de 2015
Si hablamos del avaro, cuyo fin es acumular tesoros, su afán de juntar
para tener mas y mas riqueza le conduce a vivir en la miseria, sufriendo los rigores
de la pobreza sin serlo, se condena así mismo a un alimento limitado y grosero, a
un traje raído y a veces sucio porque la vivienda no reúne las cualidades mínimas,
es incómoda y desaseada y como consecuencia de su actitud desconfía de todo y
de todos, no se fía de nadie y de nada, por eso ni siquiera es emprendedor para
multiplicar su tesoro y crear empleo que ayude a los demás, por lo que pierde la
oportunidad de hacer algo que justifique su desmedida austeridad, a pesar de estar rodeado de familiares que lo aman pierde y desvanece su amor porque no le
interesa, prefiere estar solo y dedicar su vida a su usura que no le aportara a el ni
a nadie beneficio alguno.
Hay que tener mucho cuidado con la actitud que se ha de emplear en
cada acto, y sopesar el equilibrio en todo porque ayuda a aumentar la razón y se
adquirirá experiencia, sabiduría y sobretodo AMOR, no viene mal recordar que el
excesivo deseo de agradar produce desagrado, lo sublime esta junto a lo ridículo,
el afán por ofrecer cosas superiores a lo que los demás pueden alcanzar fastidia, lo
empalagoso esta a poca equidistancia de lo delicado; no hay que olvidar que el
deseo vehemente nos lleva a situaciones disparatadas, y el que todo lo quiere,
todo lo pierde.
El universo no esta indefenso, lo respaldan sus leyes y sus sabias
consecuencias para quienes las incumplen, todos los reinos de la naturaleza son
conscientes de su funcionamiento y que cada acción conlleva una reacción que
solo el que promueve la acción es responsable pero que afecta al todo y de ello
hay que responder ante la ley eterna que cuida de todo lo creado por Dios,
incluidas las leyes que nos protegen y ayudan a crecer la comprensión y la razón.
OS QUIERO...LUZ.
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