viernes, 28 de agosto de 2015
Los vínculos que el padre y la madre desarrollan con sus hijos les
ayudan a formarse, y convertirse en los adultos llenos de habilidades para
razonar, entender y recordar.
Las experiencias que el niño comparte con sus padres, los maestros y
los demás niños, ademas de las que hereda socialmente de las generaciones
anteriores, les aporta valores, conocimiento y saberes que pondrán en practica en
el momento que las interacciones se les presente para experimentar por ellos
mismos, y así poderlos interiorizar, reconociendo como propios costumbres,
opiniones, criterios o principios ajenos.
Como resultado de este continuo y constante aprendizaje, aumentan la
capacidad para hacer bien las cosas; el problema se presenta si desde la infancia
algunos de los vínculos están equivocados y confunden la capacidad de criterio
del niño y futuro joven, y mas tarde del adulto. Es responsabilidad de todos
cuidar y mejorar las tendencias y costumbres sociales de las generaciones que
están en periodo de formación, porque si pensamos que como adultos no nos
afectan, no debemos olvidar que es la herencia que recibirá a nuestros hijos y
nietos.
DESDE LA PLENITUD... CHUS.
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