LUZ Y AMADO: LA MALEDICENCIA (III).

Se impone a él mismo y sus familiares una actitud agresiva, que sufren dentro de su hábitat con un aislamiento por su insufrible comportamiento, que no deja a nadie indiferente, porque implica en ello a toda la familia y al entorno que cada uno de ellos pueda tener.

No es de extrañar que la maledicencia con que actúa atraiga el odio de los unos, el desvío de los otros y la pena de los familiares, que ven como su comportamiento lo separa del ámbito familiar, dejando en aislamiento social su persona y de rebote al entorno del que forman parte, provocando en su persona la jocosidad del comportamiento de los “tontos”, que no saben responder por la mediocridad de su forma de razonar y entender la vida, dejándolo solo por envidia y no querer reconocer su endiosamiento, ya que en la tierra nadie lo sabe todo como el.

Desde la Plenitud... CHUS.

LA MALEDICENCIA (III).

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