miércoles, 24 de marzo de 2021
Muchas veces medimos la capacidad del ser humano con la cualidad de acertar con el punto propuesto para conseguir el fin adecuado de lo que se pretende lograr. A esto solo se le puede llamar talento, o actitud intelectual, también se le puede designar como capacidad para dar con lo que se busca y aceptar.
Poner la voluntad en marcha es seguir el ritmo sin decaer su intensidad, su tono y su timbre en un alineamiento de los cuerpos del espíritu al servicio del bien, conjuntado todo con “el paquete mental” incluido el cuerpo físico como eje que ha de ejecutar el servicio a cargo del espíritu.
Intensidad con el grado de fuerza que posea en las acciones y su potencial de brillo y poder.
Tono porque es el grado de elevación de la vibración en su encumbramiento del sonido afectando a la luz en su descomposición de los colores que irradian las energías en su relieve.
Timbre va en relación con el modo, marcando los grados de diferenciación de las circunstancias con cada uno de los caracteres que distinguen los sonidos de las vibraciones , aportándoles cualidades propias, según la evolución esencial en la forma o característica peculiar de hacer la acción. Poner la voluntad en marcha con sus herramientas para poder trabajar, sin olvidar que los atributos de Dios están para ayudar y aportar determinación en la acción y conseguir el logro de todo lo deseado en el bien.
OS QUIERE… CHUS.
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