domingo, 16 de junio de 2019
El día veinte de Junio es el día del Corpus Christi, tal día como ese muchos niños hacían su primera comunión y celebraban junto a los padres y familiares su feliz acontecimiento, después de haber comulgado, se reunía la familia con los allegados y tomaban el desayuno con la alegría que el acontecimiento requería, un tazón de chocolate con las correspondientes galletas y luego por la tarde se salía en procesión acompañando a la Eucaristía que iba bajo palio.
Que tiempos tan bonitos y felices, ahora me imagino que todo será parecido pero cuando pienso como definía Ghandi a los cristianos y pensaba en el comportamiento de muchos da tristeza; siempre decía que cuando leía el evangelio se sentía cristiano, pero que cuando se hace la guerra, la opresión del pueblo, usar el alcohol y las drogas, el abuso de los menores para fines de perdición y la trata de mujeres… “me doy cuenta de que no vivís el Evangelio”.
No importa la civilización que se tenga ni lo avanzada que esta sea, siempre existirá esa parte oscura que no se cura con la religión pero que si es utilizada para dañar a los que si pretenden seguir sus enseñanzas sea cual fuere su libro sagrado y sus representantes.
Ghandi seguía hablando de Cristo y manifestaba que no pertenecía solo al cristianismo sino al mundo entero y que cada hombre es responsable de la religión que profesa, con la condición de que la viva con pureza. Que grandes palabras y que gran respeto para los representantes de Dios en la tierra, no como esas imágenes que circulan por internet que no solo pretenden vejar a Cristo y a Su madre, sino que hay ayuntamientos españoles que hacen burla manifestando su ridiculez hacia ellos y lo que representan; siendo carnavales y fuera de ellos.
OS QUIERO… CHUS.
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2 comentarios:
Me hace pensar mucho en el comportamiento personal, como individuo y como parte integrante de una colectividad. Precioso
Palabras sabias que me llegan al alma, "cada hombre es responsable de la religión que profesa....", desde el primer renglón hasta la última palabra no tiene desperdicio, es cotidiano, universal, respetuoso con las creencias de cada uno; lo he leído unas cuantas veces y cada vez lo tengo más presente en todo momento. Lo que decimos que creemos y la realidad. Fabuloso