jueves, 15 de febrero de 2018
El tópico de saber lo que se quiere por designo del yo, no son mas que metáforas en la vida del hombre; los objetivos de superación son distintos en el sentido de “yo” y de “YO SOY”, pero ambos guardan una relación de semejanza, sin comparación expresa; mientras que el primero se relaciona con el “endiosar” de uno mismo, elevándose a la categoría de divinidad por engreír y envanecer al, ya vano de por sí, yo; puesto que no tiene razón de existencia por el mismo, si no por la GRACIA de la elaboración de la “ESENCIA, SUSTANCIA, ESENCIA...etc., mientras “YO SOY” hace alusión a DIOS EN ACCIÓN, EL QUE REINA SOBRE SU CREACION Y LA UNIFICA EN SU TOTALIDAD.
El yo que el ser humano pretende imponer a las demás criaturas no deja de ser mas que una imagen virtual, creada por el mismo bajo la influencia de una subfacultad originada por el desbio del RAYO DIRECTO DE DIOS, y que como consecuencia muestra una imagen deformada de su propia realidad pues el “muro de las limitaciones” le impide ver la Luz autentica y verdadera, dejando a merced de la “rueda de la reencarnación” su progresión de la Razón.
El yo humano cuando gobierna la propia existencia, induce a unos hábitos que terminaran por destruir el carácter, la familiaridad y el Amor; la persona dominada por su propio yo se vuelve egoísta, solitaria, soberbia e individualista, con un modo peculiar de ser, reaccionar y sentir que lo diferencia de las demás personas y hace que a su rededor se marque distanciamiento, con la consecuencia de un individualismo muy marcado y severo que termina por agriarle cada vez mas el carácter.
Lo escabroso del carácter individualista por el yo, es que hace de quien domina un individuo amoral porque no posee un criterio ético en su actuación practica, y sus acciones y reacciones ante las dificultades, la mayoría de las veces, son fuera de lugar, tono y timbre, desplazando de su sitio el entorno que de el depende, dejando a merced de lo colindante en su entorno la influencia que pueden ejercer sobre lo que de él depende, arrebatando la protección que les debía de dar para ejercer el movimiento de progresión de la Razón.
DESDE LA PLENITUD... CHUS.
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