LUZ Y AMADO: SEGUIR AL MAESTRO (I).

Pasar el testigo a los jóvenes nunca ha sido fácil, porque encontrar una juventud fuerte y dinámica que asuma la responsabilidad de la vieja generación, haciéndose cargo de la antorcha para que no se apague su luz, y que siga alumbrando con una fuerza mayor para que no decaiga lo emprendido, requiere de una laboriosa preparación en el tiempo y unos sanos principios que no se contaminen con el entorno.

Las transformaciones que el mundo ha sufrido y sufre a lo largo de la historia requiere de unos jóvenes que supieron recoger lo mejor del ejemplo y de la enseñanza que padres y maestros les ofrecieron para reforzar la sociedad de mañana, con la suficiente convicción que los refuerza a estar preparados para salvarse o perecer con ella.