viernes, 13 de febrero de 2015
La sucesión, cambio, alternancia de acontecimientos tanto favorables
como adversos en la niñez y en el entorno social y cultural, junto con los genes, la
constitución y el temperamento, determinan en la edad adulta por medio de las
actitudes y conductas la manera de actuar, sin olvidar los factores hereditarios que
configuran los complejos comportamientos humanos, entre ellos la crueldad, el
sadismo, la compasión, el altruismo..., y un largo etc. que forman un largo proceso
evolutivo, siempre condicionado por las experiencias vividas, tanto familiares como
normas sociales y preceptos culturales.
Todo lo que el ser humano no ha podido, a lo largo de la existencia,
superar en el Bien, en lo que concierne al “espíritu de grupo”, son los eslabonazos
sueltos, es decir esos eslabónes o piezas sueltas que han quedado sin superar en
el Bien y que en un retroceso sabio de la naturaleza se vuelven a presentar en la
historia con semejanza de acontecimientos, y a si se otorga al hombre la
oportunidad de corregir actitudes y realizar el BIEN por encima de cualquier
situación, por muy adversa que esta se presente.
Una de las formas de cambiar la estructura de la condición de los
pensamientos es ser consciente de lo que se piensa, quiere y desea el individuo,
para ello hay que buscar la naturaleza de las cosas que se piensa y activar el nivel
de conciencia superior que mostrara el camino a seguir con una libertad ordenada,
responsable y creadora dentro del Fiel de la base estructural de cada individuo.
DESDE LA PLENITUD...CHUS.
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