lunes, 11 de febrero de 2013
Hay
que saber diferenciar en las acciones las INTENCIONES, LA ACTITUD Y PRUDENCIA.
Todas
ellas unidas y enlazadas entre si con LA VIRTUD para que la actividad de la
fuerza que hay que poner en las cosas, para realizar las acciones, cause sus
efectos con la eficacia en la acción; para conservar o restablecer la salud
corporal que ha de acompañar a esa fuerza, vigor y valor. Con poder y potestad de obrar en la
integridad y bondad de vida, con el
hábito y disposición que da LA VOLUNTAD en su mas amplia manifestación. BIEN
acompañada del DESEO en sus acciones, DANDO
la conformidad a la ley MORAL. PRUDENCIA, JUSTICIA, FORTALEZA Y
TEMPLANZA que son PRINCIPIOS que han de dar cohesión a otras que las contienen,
como las anteriores ya mencionadas, porque sino no tendría sentido su
MANIFESTACION y que están contenidas en ellas mismas. Nos estamos refiriendo a
FE, ESPERANZA Y CARIDAD, cuyo objetivo directo es DIOS y CONDUCIRNOS A EL, y
Sus MORADAS, directamente por su virtud
en FUERZA, CONSECUENCIA; Y POR RESULTADO, LIMPIO, CONCISO Y EXPLICITO.
Hay
que tener cuidado con las INTENCIONES que nos pueden desviar del camino que en
principio tenemos que seguir, ese deseo de HACER ALGO, en una intima relación
con el MODO DE ACTUAR ESPONTANEO, A VECES IRREFLEXIVO Y MUCHAS VECES FINGIDO,
conduciendo inexorablemente a la voluntad (en estos casos manifestándose la
voluntad férrea y sin esfuerzo) hacia el FIN que esta puesto de antemano con
algún PROVECHO, FUERA DEL EQUILIBRIO, CLARAMENTE DETERMINADO Y POLARIZADO hacia
lo que me conviene; con una segunda intención SOLAPADA DE PROCEDER, perdiendo
LA CAUTELA en el hablar, actuar o decir, en favor de algo, alguien o uno mismo.
Continuara...
Os queremos Luz y Amado.
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