miércoles, 14 de noviembre de 2012
En
nosotros hay Libre Albedrío para hacer el Mal, lo Bueno (o positivo) y el BIEN.
Si
se tiene en cuenta esta distinción, se puede entender que el hombre es libre en
el sentido de tener o poseer libertad, pero si entiende su razonamiento
consciente que le da la progresión de la razón, le obliga a actuar en la
conformidad con las Leyes de DIOS, de La Naturaleza y de los hombres.
Por
lo tanto, El Libre Albedrío deja al hombre LIBRE, dependiendo del USO que haga
de su LIBERTAD, MOVIENDO LAS LEYES DE DIOS.
EL
PADRE dota al hombre del Libre Albedrío, porque sino las dificultades dejarían
de tener sentido, y el hombre ha de obrar según su capacidad de juicio, el cual
puede seguir direcciones opuestas, polarizadas cuando se aplica a hechos
concretos.
Por
eso el Libre Albedrío es el principio del acto, mediante su facultad el hombre
puede juzgar para encontrar su capacidad de juicio dando un poder que designa
la potencia para iniciar el acto que tiene que ser movido por el Paquete Mental, y es aquí precisamente donde
las vibraciones del cuerpo ETÉRICO, cuerpo EMOCIONAL y cuerpo MENTAL han de
estar en perfecto equilibrio entre ellos. Así de esta manera la manifestación
de los sentimientos en el cuerpo físico nunca estarán en desacuerdo y la
vibración que se emita en el acto de enjuiciar no será polarizada y estará lo
mas cercana posible del BIEN, avanzando en el progreso de la razón y aumentando
la base estructural del ente que esta en pleno desarrollo; con un obrar que se
puede conocer por tener la capacidad de juicio equitativo a la base extructural
que se posea en ese momento, actuando dentro de su propia naturaleza y sin
alterar el estado de ANIMO. Con lo cual no habrá desacuerdo en las vibraciones
y no se reflejaran molestias en la materia que forma el cuerpo físico, que es
en definitiva, donde se refleja el desacuerdo con el espíritu.
Desde la plenitud… CHUS
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1 comentarios:
Chus, tu artículo me ha ayudado a comprender la profundidad que tiene esta frase:" yo tengo libre albedrio para..." y, a no confundir el libre albedrio con el deseo de hacer aquello que nos apetece sin tener que medir ni justificar el resultado de la acción.
Gracias por vuestros escritos tan llenos de luz, amor y esperanza. ED